martes, 13 de enero de 2015

Amanecer

Esta foto la tome hace unos días con mi teléfono y aunque no le hace el favor la cámara, puedo asegurar que la vista era divina. Hacía tiempo que no me tocaba mirar un amanecer tan más hermoso. Ese día era cumpleaños de alguien que era muy especial para mí y al apreciar semejante belleza, sólo pude pensar que Dios debe amarlo demasiado porque vaya regalo le dio ese día con semejante paisaje.
Cuando tengo la bendición de ver estas creaciones de la naturaleza, no puedo dejar de maravillarme ante el lugar donde todos los seres humanos habitamos, pero me llena de tristeza que no lo sabemos valorar ni cuidar.
Hasta hace poco no era consciente en tanta profundidad, del mundo de contaminación que genero a diario: desde el shampoo que contamina el agua con la que me baño, las botellas de suavizante que voy desocupando cuando lavo mi ropa, un cuaderno de papel que compré, envases de todo tipo, el montón de bolsitas de plástico en los que la señora de la tienda me da el pan, y el sacar mi basura toda revuelta, porque en mi ciudad no hay una cultura ni legislación de separación y reciclado de basura. Tan mal me sentí al darme cuenta de eso que le pedí disculpas a la Tierra por estarla ensuciando tanto, por acabar con ella, con su belleza, porque veo un montón de edificios y ningún árbol cerca, porque veo puro asfalto y nada de espacio para la naturaleza, porque yo y todos los hombres en la búsqueda de tantas comodidades, estamos acabando con un planeta tan hermoso y que nos brinda todo lo que necesitamos para vivir.
En parte por eso me quisiera ir a vivir a Canadá, además de que siempre me ha gustado mucho ese país por varios motivos que quizá un día escriba por aquí, pues es porque también allá hay más cuidado en ese aspecto, asi estaría contribuyendo un poquito menos al deterioro y contaminación del planeta, porque aquí, en donde yo vivo, estamos lejos de tener un respeto así y aunque uno quiera hacer muchos cambios, te das cuenta que estas envuelta dentro de un sistema que no te lo permite.
Por lo pronto hago lo que está en mis manos, como llevar mis propias bolsas cuando voy al mercado o a la tienda y lo más extraño es que a las personas que me atienden, les parece fuera de lugar mi actitud.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario