Hace varios años mi padre me dijo
que era una prostituta. El día de hoy mi hermano me ha dicho que nunca antes
había odiado tanto a una puta persona como yo, así que ya llevo dos puteadas en
la cuenta. La primera vez estaba pasando por una crisis emocional de la que
no lograba salir y eso acrecentó más mi dolor y el poder salir de esa situación tan
difícil para mí en la que me encontraba. Esta vez, al recibir esas palabras de
mi hermano, también comencé a sentirme triste, con un nudo en la garganta, pero
luego me dije: ¿Por qué he de estar triste si eso que acaban de decirme no es
cierto y nunca lo ha sido? Eso es algo que vino de mi hermano y por lo tanto es
de él y no mío, entonces, ¿por qué me ha
afectado?
Según lo mucho que he leído, la
psicología me dice que de acuerdo a mi personalidad, soy una persona altamente
sensible y por eso, detalles que pasarían desapercibidos para los demás, yo
tiendo a magnificarlos, para bien o para mal. Así que ya se imaginarán qué
tanto puede llegar a afectarme un pequeño comentario.
A lo que voy con todo esto es que
me dí cuenta que no me sentía mal porque me hubieran dicho que era una puta,
estoy muy segura de mi integridad como persona. Tampoco es que estuviera triste
por mi hermano, porque él fuera así. Lo que me ha dolido es que personas que son
muy importantes para mí, me regalen palabras tan feas y el dolor tampoco viene
de ahí, sino precisamente de que SON PERSONAS IMPORTANTES PARA MÍ y esto
me causa un torbellino. Y es entonces
cuando no entiendo por qué las personas que quiero y que creo que me quieren,
me hacen este tipo de cosas.
Pero
sin embargo, por motivos desconocidos, sigo teniendo a esas personas dentro de
mi corazón y les amo y me importan bastante, aún cuando muchas veces yo no
recibo el mismo trato.
Alguien un día me dijo algo muy, pero muy sabio:
LO QUE MÁS CUESTA ENTEDER ES QUE AQUELLO QUE TÚ TANTO NECESITAS, NADIE TE LO VA A DAR.
Je, te lo das tú mismo o te quedas sin ello, no hay de otra.