jueves, 1 de octubre de 2015

Lo que aprendí al ir a correr el día de hoy

Estoy yendo a correr a una pista olímpica y me he sentido genial. Hoy decidí comenzar a correr pero del lado contrario al que todas las personas lo hacían. La vista de la pista es muy bonita en la mayor parte del circuito y quise correr para el otro lado para ver si la vista era igual o mejor. Lo cierto es que no disfruté casi nada la vista porque todo el tiempo me sentía observada y juzgada por andar corriendo del lado contrario de toda la gente y por andar cuidando que no fuera chocar con alguien.
Ya casi para terminar cuando me disponía a dar la última vuelta, un señor se acerca a mí y me dice que no tengo que ir por ese lado, que no hay un letrero que lo indique pero que no está bien y mucho menos trayendo audífonos. 
El señor fue muy respetuoso en la forma en que me dijo las cosas y sé que tiene toda la razón, pero yo me sentí mal conmigo misma porque me hubieran llamado la atención, me dio vergüenza que lo hiciera, que la demás gente viera que me estaban llamando la atención y me criticaran, además de que no me gusta sentirme observada.
Me dio tanta pena que preferí salirme, bien estiladita como dice mi mamá y ya no terminé de dar mi última vuelta.
Mientras iba de camino a tomar el camión de regreso, iba pensando en eso, me sentí como una niña chiquita a la que regañan y como si no fuera lo suficientemente inteligente para no haber sabido que no tenía que haber hecho eso.
Luego me iba preguntando a mí misma si eso que había hecho era tan grave como para estarme sintiendo tan culpable y avergonzada. Me dí cuenta que me estaba reprochando a mí por esa acción, tuve ganas de llorar, pero sobre todo, me dí cuenta de que en ese momento no podía amarme ni aceptarme por haber hecho algo incorrecto. De verdad quería hacerlo, pero no pude.
Y entonces lo que más aprendí es que yo, no me sé amar cuando me equivoco, cuando hago algo que no me gusta, cuando alguien me dice algo negativo sobre mi conducta o mi persona. Y me dio tristeza darme cuenta que eso mismo que hago para conmigo, también se lo hago a los demás. A esta persona, por ejemplo, cuando no hace lo que me gusta, es como si lo rechazara, como si no pudiera percibirlo de una manera amorosa bajo ciertas circunstancias. Lo mismo hago casi a cada momento con mi mamá y quizá un poco con mi hermano.
Esto que me pasó en la cancha, me hizo sentir mal, digamos que hubo dolor dentro de mí y creo que lo mismo puedo hacer sentir yo a las personas que amo, cuando no las trato con amor y compasión cuando ellas se equivocan o no son o hacen lo que a mi me gustaría.
Me siento agradecida con esta experiencia, pues me ayudó a hacerme consciente de todo esto que ya mencioné aquí, también agradezco a mis lágrimas, pues mi cuerpo me dice cuando algo me incomoda y así puedo cambiar, para amarme más y ser amorosa con los demás.
Así que ahora me digo, que no sea tan dura conmigo, de verdad que siento que estoy haciendo lo mejor que puedo y creo que cuando haces lo mejor que puedes, obtienes lo mejor posible.
Buenas noches a todo el que pase por aquí y se tome el tiempo de leerme =)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario