lunes, 23 de febrero de 2015

Desde mi cielo

Empecé a querer formarme el hábito de meditar antes de irme al gimnasio todas las tardes. Me subo a la azotea de mi casa y trato de hacerlo. Hoy subí para intentarlo.
Vivo en una especie de vecindad y cuando estaba en ese espacio que siento como si fuera mi lugar secreto a la vista de cualquiera, mi vecina llegó con su carro y empezó a hacer mucho ruido. Eso me puso de mal humor porque así no puedo encontrar esa paz que busco cuando voy allá arriba. Entonces me puse a admirar el cielo, que tenía unas tonalidades muy suaves: azul clarito, rosa, gris, era una buena combinación de colores los que pintaron hoy el gran techo. Y mi vecina seguía con su ruidajo y yo turbuleante entre el querer disfrutar y no estresarme y el sentirme enojada porque la situación no era como yo quería. Ella estaba recogiendo unos montones de tierra con una pala, los cuales llevaban ahí meses y además tenía su carro encendido y con una música de banda que me parecía horrible. Así que cada que daba una palazo a la tierra yo sentía un montón de coraje porque no se apuraba y yo no me podía bajar, ya que no quería que me viera y me juzgara:  "ah ¿tú que andas haciendo allá arriba?", diría. Entre más pasaban los minutos más me enfuerecía pues se estaba llegando la hora de mi clase en el gimnasio y yo sin poderme bajar. Aquello que para mí era una especie de libertad se había convertido en mi cárcel. Faltaban como diez minutos para que pudiera llegar a mi clase y yo seguía arriba. Luego comenzaron a venir los absurdos pensamientos de esperanza, esos que te dicen que todo se volverá justo como tu quieres y en este caso, mi vecina dejaría esa estúpida pala en su lugar, se metería a su casa, yo podría bajar las escaleras sin que me viera y llegaría a tiempo a mi clase de kick-boxing. Pero bah, eso de la esperanza a mi no me gusta, es esperar a que suceda algo y la vida me ha demostrado que no está para cumplir los deseos de mi ego.
Así seguían fluctuando mis emociones, entre la rabia, el coraje y el disfrute que de verdad intentaba tener por el paiseje que había ante mis ojos. Y luego me puse a pensar qué era todo esto que estaba sintiendo y es que es como un patrón que vivo continuamente: yo (llámese mi ego) tengo una idea muy detallada y justa de cómo quiero que sean las cosas y de esta manera me siento feliz, contenta y satisfecha, ah sí y también segura, pero oh, cuidado cuando la situación no es así, como en este caso, porque entonces siento ira dentro de mí, me enfurece no tener el control de lo que ocurre y moldearlo a como yo considero debería de ser. Así justamente me sentí con él, una pérdida completa de control, de que todo se me escurría de las manos como cuando metes tus manos a una pila llena de agua y ésta se escurre entre tus dedos. No podía estar en paz, no pude estar conmigo y calmar mi mente. No podía transformar todo eso que estaba sintiendo en esos momentos y eso me hacía desesperar aún más. Por un momento lo solté todo y me tiré en el piso de la azotea a ver las estrellas. Justamente ayer escribía esto en facebook: Sleeping on the rooftop just to look at the stars and wake up when the sun's rays touching my face. I´ll be amazing!! Así que me relajé un poco y me puse a mirar tal belleza en el cielo y me sentí feliz por unos momentos. Casi puedo creer que de los 5 millones de personas que viven donde mismo que yo, nadie estaba disfrutando de semejante belleza nocturna tirado(a) en la azotea de su casa  y esto no es por egocentrismo, pero es que todos estamos a diario tan perdidos en tantas cosas que se nos escapa lo fundamental. Así que ahí estuve casi dos horas, tirada viendo las estrellas y la luna y hasta me inspiré para escribir lo siguiente:


<<No hay amor más romántico que ese que hay entre el sol y la luna. Él tan poderoso y lleno de energía se aparta todas las noches para que la luna sea la reina del cielo y la inspiración de tantos hombres en la tierra. Ella no tiene luz propia, pero dentro de sí guarda la pureza que le permite reflejar la luz de su amado. Y aunque uno es día y la otra es noche, luna y sol forman la enredadera más hermosa que el cielo pueda tener. Aún cuando nunca lleguen a estar juntos, están unidos.>>

Sentía por unos instantes algo tan profundo mientras miraba el cielo, que no hay palabras para decirlo aquí. Sé que él también lleva eso dentro de él, por eso me enamoré una vez de él, porque algo muy dentro de mí me decía que él también llevaba esa profundidad dentro, así como yo, pero mientras estuvimos juntos no lo supimos compartir ni transmitir el uno al otro y lo demás, pues lo demás ya es historia y no importa.

Esas cosas eran las que yo quería vivir con él, un mundo lleno de magia, para salirte de ese mundo en el que todos viven y que a mí no me dice a veces nada. Quería crear días así y varias veces traté de decírselo, esos pequeños detalles que hacen la vida tan maravillosa, pero en fín, ya mejor me dejó de escribir de esto, que luego me pongo nostálgica y vienen cosas a mi mente que ya no van.

En fin, aún en estos momentos mientras escribo me siento con emociones encontradas, pero escribir es genial, me ayuda a que todo esto salga y luego viene un respiro bien delicioso y mucha tranquilidad. Y aún con todo lo que ya he dicho, me gustaría volver a tirarme en la azotea y mirar el tintinear de las estrellas...


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