¿Realmente has comido una uva?
Vas
sintiendo cómo tus muelas trituran esa forma redonda de color violeta intenso y
su jugo es exprimido por ellas, pasa debajo de tu lengua, moja toda tu boca,
se siente el terciopelo de su piel junto con la textura acolchonada de su carne.
Pasa a través del esófago y te deja un sabor astringente en los músculos de tus
mejillas. Y si para esto tienes de fondo el concierto Primavera de Vivaldi,
bueno… se vuelve una experiencia religiosa. Si además les digo que estás
consumiendo cantidades importantes de resveratrol, el cual previene ciertos
tipos de cáncer, seguro que nos sacudimos la flojera y vamos por unos racimos
al mercado.
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