
El punto es que he estado esperando a que de repente un día en la mañana suene el despertador, me despierte y taraaannn: mi vida es bonita, genial y llena de magia, así como la imagino muchas veces, sin que tenga que hacer ningún esfuerzo para que suceda todo lo que anhelo.
Jajaja, suena fabuloso, pero la vida no funciona así, al menos no para mí.
No es que se vayan a arreglar todas las cosas en mi vida para que pueda empezar a ser feliz y disfrutar, no señor. Más bien tengo que levantarme, aún cuando sienta ese golpazo en la mejilla; es decir, continuas, aún cuando estés todo aplastado o aplastada, no hay de otra, el golpe no se va a ir. O decides que te acompañe, pero de pie, o sigues pero tirado en el piso.

Es nomás cuestión de querer, porque cuando uno realmente quiere, la madrugada se vuelve día, el martes se vuelve sábado y cualquier momento se convierte en una oportunidad.
Que tengas bonito día, tú que pasaste aquí sin querer :)
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