Me considero una persona que ha sufrido mucho y que la mayor parte de mi tiempo la paso triste, desganada y deprimida.
Cuando algo doloroso llega a mi vida, me duele intensamente, quizá mucho más que a una persona que se consideraría normal. Me atrevo a hacer esta comparación porque durante mis depresiones busco mucho, por todos lados y me entero de casos similares a los míos, pero las personas parecen tomarlo con otra actitud, dar pronto vuelta a la página y continuar con sus vidas, siendo agradecidas por el aprendizaje que esa experiencia dejó en sus vidas. A mi eso no me ocurre, yo le doy vueltas y vueltas al asunto y lo sufro y lo sufro. Y pues está bien, cada quien a su modo, a su tiempo, va soltando sus problemas.
Esta semana la he pasado mal: cinco días encerrada en mi casa, viendo películas y acostada en mi cama. Sin ganas de nada, más que las de entretener en algo mi mente para que la depresión no me alcance. Queriendo encontrar en los libros, algo que me saque esta sensación de vacío, pero sin encontrar esa varita mágica, esa frase que cambie tu vida.
Ahora escribiré sobre las cosas que me he dado cuenta estos días:
No puedes controlar las situaciones a tu favor, creemos tener cierto control, pero es una ilusión.
A veces tenemos cierto control sobre nosotros mismos, pero no sé que tan benéfico sea esto.
Lo que está pasando justo en este momento, es mejor no tratar de cambiarlo y mejor aceptarlo. Desde lo que pasa en tu interior, en tu mente, en tu vida alrededor, el como está tu caso, lo que están diciendo en estos momentos tus familiares, los carros que van pasando por la calle, hasta cosas, personas y situaciones más lejanas, como las decisiones políticas, las finanzas, la bolsa, el vuelo de un avión, el canto de un pájaro, el aleteo de una mariposa, el movimiento de rotación y traslación de la tierra...Todo absolutamente todo lo que esta ocurriendo en este segundo, desde mi interior hasta el último rincón del espacio, del universo, pues así está y se siento un gran alivio el poder aceptarlo y darte cuenta de ello, en lugar de querer controlar lo más mínimo de la existencia.
Sé también que hay cambios que puedo hacer y otros que no, por más que lo intente.
Que en mi vida no pasaran todas las cosas que a mi me gustarían, pero hay otras que sí me gustan.
Que tengo un poder limitado, pero que el universo puede hacer lo que quiera. Que de todo lo que ocurre, muchas cosas nunca me van a gustar, pero no puedo hacer nada para cambiarlo. Que nunca voy a llegar a enteder o a comprender el porqué y para qué de ciertas cosas, pero que las cosas, personas o situaciones, son así, tal cual están ocurriendo y hay que dejarlas que sean.
Que en lugar de luchar, desgastarme, esforzarme contra la corriente, es más fácil cuando simplemente me rindo ante todo, sin que por ello me llegue a sentir humillada o una víctima.
Que es mejor que ame la vida, antes de querer cambiarla o entenderla, porque por ahí, ya lo he intentado y me lleno de conflictos.
Y que por todo esto, lo único valioso que me queda por hacer es el amor incondicional.
Amar a la vida sin condiciones, porque muchas cosas de ella no me gustan, no estoy de acuerdo, me hieren y lastiman, pero si el amor incondicional habita en mí, entonces puedo amar a la vida, con todo lo feo que ella pueda traer.
Que para vivir el amor incondiconal, no basta con proponértelo, que no vas a encontrar una frase mágica que un día cambie tu vida y a partir de ahí ya no hay más por hacer. Pues si realmente has de querer vivir diferente, amar incondicionalmente, tendrás que hacerlo a cada segundo de tu vida, cuidarlo y propiciarlo tu mismo, no es algo que aparece en tu vida tan sólo por desearlo.
Y sobre todo que el amor incondicional, es el único amor de verdad, es lo que te salva.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario