lunes, 16 de mayo de 2016

Un día me dije que no aceptaría otra cosa en mi vida que no fuera el ser feliz. Y no lo digo por no aceptar el sufrimiento, el dolor, por buscar que sólo tenga placer y cosas buenas en mi vida.
Simplemente, llega el día en que uno se ama tanto, que lo único que quiere para uno mismo es ser feliz, sólo por eso, porque me amo, ya no puedo seguir haciéndome sufrir, tratarme mal o permitir que las decisiones, comportamientos y actitudes de otros me lastimen.

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