martes, 5 de mayo de 2015

El verbo más frustrante: TENER

Si todo aquello que dices que "tienes que hacer", realmente no tuvieras que hacerlo, ¿lo seguirías haciendo?
En mi caso por ejemplo, "tengo que leerme el día de hoy mínimo unos diez artículos de ciencia". Creo que realmente, en lo más profundo de este argumento, no tendría por qué hacerlo, si uno se diera cuenta que de verdad no tenemos por qué hacer algo con el tener que de antesala. Me refiero a que si esta vida se me ha dado, lo menos que podría hacer es aprovechar la oportunidad para hacer lo que sea que haga, por el simple de hecho de que quiero hacerlo y no por que tenga que hacerlo. Como si alguien más viniera y me obligara.
A mi me da la impresión de que la mayoría de los seres humanos no hacemos las cosas porque queremos, es decir, porque nos nace hacerlo, porque de corazón creemos en ello, sino más bien que hacemos las cosas porque creemos que tenemos que hacerlas, porque todo es un medio para llegar a un fin.
Quizá el ejemplo más común es el trabajo, pues también es en el que percibo más frustraciones e insatisfacciones. Las personas casi siempre, van al trabajo porque TIENEN que tener dinero para comer, TIENEN que mantener una familia, TIENEN que pagar sus deudas, TIENEN que tener más dinero, y muy pocas van al trabajo porque QUIEREN ir al trabajo. El trabajo es el medio para obtener otro fin y ese fin para obtener otro fin y así la cadena, hasta que llegues a un fin, que supuestamente te lleve a la felicidad y a una vida plena. Casi nadie va al trabajo, por el trabajo en sí. A veces esto también pasa con nuestra alimentación: comemos porque tenemos que comer, pero no porque de verdad queramos comer. Tenemos que limpiar nuestra casa, pero muy rara vez limpiamos la casa porque queremos limpiarla, así simplemente. Tengo que tomar agua, tengo que llamarle a fulanita, tengo que ir al supermercado, tengo que bañarme, tengo que sacar a pasear al perro, tengo que escribir tal cosa, tengo que ir a tal lugar, tengo que enviar esto por correo; casi nunca le impregnamos el quiero o me causa satisfacción hacer tal o cual cosa
Por eso funciona tanto todo aquello que te habla de conseguir una meta, porque te motiva a estar haciendo una determinada cosa para lograr otra más adelante, porque con lo que estás haciendo justo en este momento, no es suficiente, esa no es la meta, eso no es lo que tú realmente quieres, eso es lo que tú TIENES QUE hacer para llegues a lo que tú QUIERES SER. Es utilizar todo lo que está a tu alrededor como una escalera, pero la escalera no parece importante en todo este juego, usamos a las personas, usamos a las cosas, para nuestro beneficio, para conseguir algo. Y la verdad es que a nadie nos gusta como suena eso de ser utilizados. No es que esté en contra de perseguir una meta, pero hay que ir cuidando el enfoque en lo que llega ese momento que uno le llama meta, porque si el agradecimiento no está presente hacia todo aquello que utilizamos para conseguir esa meta, entonces se convierte en un asunto de tu ego. Como cuando vas a la tiendita de abarrotes y la señora corajuda que te atiende se convierte en un medio, una especie de objeto que sirve de mediador para que te de el gansito que quieres comerte, pero a menos que la consideremos nuestra amiga, esa señora fue utilizada por uno y no fue vista como parte del proceso por el cual tu gansito llego a tus manos y ahora lo estás comiendo. No está ahí para ser utilizada, sino más bien, para participar en tu vida, así haya sido el que pudieras disfrutar de ese pan lleno de chocolate por unos minutos.
Si contaramos las veces que usamos la palabra tengo que en el día, de verdad que serían bastantes. Y así se va llenado el día a día, haciendo un montón de actividades que tenemos que hacer y muy poquitas de las que queremos hacer, y lo digo por experiencia personal; cuando en realidad, el mejor disfrute es invirtiendo esa relación: hacer muchas cosas porque es lo que de corazón nos nace y unas pocas porque tenemos que hacerlas.
Es muy triste pasar tantos años de tu vida haciendo las cosas por obligación, qué forzada es una vida así. Hay un abismo muy grande entre hacer las cosas por deber de o tener que, al hacerlas porque es lo que tu corazón te pide, por eso...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario