Ir caminando por la calle, comiéndote un pedazo de pay de queso y de repente en una de las casas escuchar una canción que te gusta mucho, de esas que uno pienso que nadie escucha e ir cantándola mientras llegas a tu casa.
Atreverse a hacer algo que generalmente no haces: pintarme los labios rojos. Es bonito tener ganas de arreglarte nomás por que sí y nomás para ti.
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