Hoy por la mañana veía en facebook una foto de una maquillista a la que sigo. Su foto era de una novia que estaba maquillando, hoy domingo por la mañana. Ella se veía tan bien en una bata como de seda blanca, alistándose para ese gran día. Después vi otra foto de una compañera de la carrera, ella esta embarazada y en la foto tenía su panza descubierta y le habían dibujado un ángel con el nombre que le pondrán a su hijo, junto a esa foto había otra en la que celebrara 9 años de relación con su ahora esposo.
Y yo me quedé pensando, cuándo, yo, N, tendría ese domingo en que se despertaría para alistarse para el gran día o tendría la bendición de llevar una vida dentro de mí. Porque parece que para algunas personas, esas cosas parecen ser tan sencillas de ocurrir, algo natural y yo, en mi caso lo he tenido tan complicado.
Creo en otra ocasión ya haber escrito algo similar a lo que estoy por escribir. Es que llega un momento en que uno mira para atrás y uno ya se siente cansado.
Yo estoy enfadada ya, cansada de luchar y a mis casi treinta años, darme cuenta que nada de lo que he soñado, ha permanecido, ni siquiera el tiempo suficiente para sentir que lo tuve, al menos por un buen y largo tiempo.
Ni mi familia unida, ni la mejor carrera que me brindara unn futuro brillante, ni el trabajo estable y bien remunerado, ni el hombre del que estoy enamorada, ni la familia hermosa que pasea los fines de semana, Eso era lo único que quería para mi vida y eso es precisamente por lo que he luchado durante tanto años, lo que me movía a poner un pie fuera de la cama todas las mañanas y eso precisamente, es todo lo que no he conseguido. Solo veo pasar como otros lo logran y yo no.
Y ya me cansé. Siento como si estuviera en una lucha constante contra la vida que ocurre fuera de mi, contra todas esas cirscunstancias, contra puertas que se me cierran cuando yo quisiera que estuvierean abiertas, siempre con tanto esfuerzo, con tan lucha, con tanto desgaste emocional interno, para que al final todo quede en nada. Todo el tiempo sintiendo que tengo que demostrarle a la vida que me lo merezco, que de verdad me he esforzado, que soy buena, que lo haré bien, que ahora sí superé mis traumas y algunos de mis miedos, que ya por favor, ya me lo merezco, que ya ha pasado mucho tiempo. Pero no, la respuesta no es a mi favor, el veredicto del jurado no es el que esperaba.
Así que hoy, por medio de este escrito, quiero decirle a esa vida que está afuera de mi, a esas circunstancias entre las que vivo, a esa especie de medio ambiente en el que estoy, quiero decirle que, de corazón, me rindo. Me rindo pero no me siento derrotada, simplemente ya no quiero luchar contra la vida, ya no tengo energía para ello. Puede quedarsse con todo eso que yo quiero vivir, ya no importa, mientras tenga ya por fin un poco de paz en mi corazón. Es cansado después de tantos años, seguir viviendo en la incertidumbre de si llegará por fin el día que tanto anhelo, ese en el que todo cambié y entonces sí, la vida por fin me diga que sí. Y ahora aunque sé que la incertidumbre siempre nos acompaña, ya no me interesa mucho si la vida me da algo o no, al final las situaciones son como a la vida bien le da su gana, y luego te quita todo, así que, qué más da.
Esto también es para mí una lección de humildad, no es fácil decirle a la vida de afuera, está bien tú ganas, quédate con todo eso. Se necesita humildad para aceptar el triunfo del otro, pero hoy por hoy no me importa, si puedo con eso, llegar a tener un poco de tranquilidad en mi interior, al fin que no puedo cambiar lo que sucede en mi exterior.